¿Quién no ha aprovechado alguna ocasión en que los padres se van de casa durante algún tiempo, para hacer una fiesta con amigos y quizás algunos excesos? Es algo que suele pasar, y de lo que por lo general los padres nunca llegan a enterarse, o quizás termine con algún regaño, un castigo y algunos gritos en la casa. Cosas que parecen muy pesadas cuando somos jóvenes, pero ahora vivimos otros tiempos y los jóvenes parecen estar mucho más desacatados.
Así sucedió en la localidad de Lincoln, Inglaterra, donde una madre llegó a su hogar y se encontró con lo que podría ser la pesadilla de cualquier padre: su casa estaba totalmente destruida, llena de adolescentes ebrios y narcotizados.
La adolescente de 15 años organizó una fiesta a través de su cuenta de Facebook, medio desde el cual invitó a todos sus contactos ─los cuales evidentemente eran bastante numerosos─ y todo se fue de control. A la invitación respondieron unos cien jóvenes que coparon la vivienda y empezaron un desmadre. La reunión empezó a las 4 de la tarde y la madre de la joven anfitriona llegó aproximadamente a las 21:30.
“Yo ignoraba por completo que mi hija iba a dar una fiesta. Mi hija se estaba quedando en la casa de su abuela pero volvió el sábado a la tarde”, declaró la madre, quien prefirió mantenerse en el anonimato.
“Había gente en el baño tomando MDMA y el techo del comedor se había venido completamente abajo. Mi televisor estaba destrozado y mi cama rota”.
La horrorizada mujer siguió contando la terrible situación que vivió al Daily Mail:
“He tenido que alquilar un contenedor para meter todo lo que estaba roto y empezar de nuevo. Es una fortuna que tenga mi propia casa, porque si estuviera alquilando, ya estaría desalojada”.
La fiesta terminó cuando una docena de móviles policiales llegó para detener los disturbios. Pero no fue algo inmediato. La dueña de la casa cuenta:
“Llegamos a casa aproximadamente a las 21:30 pero la fiesta probablemente paró unos 45 minutos después”.
Las opiniones de los vecinos que presenciaron todos están divididas. Algunos testimonios dicen qu fue un descontrol total donde los adolescentes tiraron cientos de botellas a la policía, mientras que otros declaran que no fue tanto, que “apenas tuvieron que recoger algunos vidrios rotos”.